Santo Domingo, D.N.― La conmemoración del Día Nacional de la Juventud encuentra a este segmento poblacional, que representa un 33% de la población general, haciendo grandes esfuerzos individuales y colectivos para vencer las enormes barreras que limitan su acceso al empleo digno, la educación técnica y profesional de calidad, la recreación sana, la seguridad ciudadana y a una adecuada calidad de vida.
La afirmación es del Centro para la Educación y el Desarrollo (CEDUCA) quien revela que el desempleo juvenil es de un 26%, triplicando el promedio nacional. Este flagelo está asociado a la pobreza, la desigualdad, la exclusión social y a una educación de bajísima calidad, situación que afecta esencialmente a la gente de bajo o ningún ingreso.
Los datos oficiales reconocen el alto interés de jóvenes y adolescentes para acceder a la educación, vía imprescindible para acceder a un empleo digno, superar la pobreza y alcanzar el desarrollo y el bienestar.
Unos 856, 499 jóvenes cursan estudios secundarios, otros 202, 936 estudian en la noche y 44, 345 están matriculados en los 207 politécnicos que hay en el país. A ellos hay sumar unos 630,000 estudiantes universitarios. El total de matriculados en liceos, politécnicos y universidades es de 2,130,995 adolescentes y jóvenes. Quiere decir que la juventud dominicana es buena y está esforzada por estudiar y/o trabajar.
Estas cifras son significativas y representan un avance, aunque lento, de la población juvenil-estudiantil. Pero aún tenemos un déficit muy alto entre los que están matriculados y los que deberían estarlos.
La cantidad de estudiantes matriculados en centros de educación superior representa tan sólo el 64.38%, con relación a la población de 18-22 años. En la formación técnica el déficit es mayor, cercano al 52% de la demanda.
Es que los anhelos de progreso de la juventud chocan con múltiples obstáculos. Uno de ellos es el alto índice de deserción escolar. Del total de estudiantes que entra al sistema educativo, apenas el 15.4% ingresa a la universidad. La mayor deserción se da antes de concluir el nivel básico. El 45.9% de los desertores corresponden a este nivel, de los cuales el 37.5% deserta antes de concluir el nivel básico y un 8.4% lo termina, pero no continúa la educación media.
La deserción estudiantil es multicausal. Necesidad de trabajar, largas distancias de las escuelas secundarias, falta de recursos para ir a la universidad, matrimonio infantil, embarazos en adolescentes, están dentro de las razones que explican el abandono de las aulas.
Para vencer estas barreras de acceso a mayores y mejores oportunidades para los y las jóvenes, el Estado debe hacer más. Sus políticas juveniles son tímidas, deficitarias y dispersas. Por eso estamos planteando en esta fecha tan emblemática:
1. Se necesitan más y mejores fuentes de empleos para jóvenes.
2. Los programas de becas estudiantiles a penas satisfacen en 25% de la demanda;
3. Construcción, adecuación de centros de educación secundaria, en la actualidad la disponibilidad de escuelas secundarias es solo del 52% de las que se necesitan;
4. El programa Oportunidad 14-24, destinado a los jóvenes que ni estudian ni trabajan, debe reorientarse para que funcione impactando prioritariamente aquellos jóvenes de mayor nivel de marginalidad.
5. El presupuesto del ministerio de la juventud debería quintuplicarse para que cumpla mínimamente con las funciones para las que fue creado.
6. Aplicación de políticas públicas establecidas en la Ley 49-2000 por parte del Ministerio de la Juventud.
En resumen, el Estado debe invertir más en políticas efectivas en favor de la Juventud. El momento es propicio para que haga.
FUENTE: CEDUCA
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